Hay momentos en la vida escolar que dejan una huella imborrable, y el viaje idiomático a Whitby del Colegio Miramar es uno de esos recuerdos que trascienden el aula. Desde el mismo instante en que padres y alumnos se despidieron entre abrazos y alegría en el aeropuerto de Málaga, la aventura ya estaba en marcha: destino, la encantadora costa norte de Inglaterra.
La llegada a Whitby fue solo el inicio de una experiencia repleta de descubrimientos. Los estudiantes, acogidos por la hospitalidad británica, se sumergieron en una rutina llena de retos y diversión. El programa, supervisado atentamente por la directora del colegio, Rocío Abril, y la jefa de estudios, Miss Nicola, combinó a la perfección inmersión lingüística y jornadas de convivencia.
Los días en Whitby se llenaron de actividades que despertaron la curiosidad y el espíritu explorador de todos: recorridos por la histórica abadía de Whitby y el pintoresco Robin Hood Bay, excursiones a North Yorkshire, travesía en un auténtico barco pirata y una visita tan misteriosa como divertida al museo de Drácula. Todo ello se alternaba con talleres de robótica con sphero robots, clases diarias de inglés, master chef, construcción de cabañas, deportes, juegos y música –hasta el futbolín y el piano tuvieron su lugar–, culminando en un inolvidable día de playa compartido bajo el cielo británico.






















































Cada jornada ofreció mucho más que conocimiento de un idioma: supuso superar miedos, abrazar la diversidad y forjar nuevas amistades. Aprendieron a trabajar en equipo, a abrirse al mundo, a sorprenderse y reírse juntos, viviendo una experiencia vital sin igual.
El regreso a Málaga trajo consigo corazones llenos de historias y el convencimiento de que los lazos tejidos durante esta estancia acompañarán siempre a cada estudiante.
Un viaje así enseña que fuera del aula también hay lecciones impagables: las que regalan la convivencia, la cultura y la verdadera aventura.